‑comenzó él‑ si no... Es la promesa.
¡Cuánto tarda en llegar quien esperamos.»
Y me di cuenta de que me ocultaba
lo del principio con lo que siguió,
pues palabras distintas fueron éstas;
pero no menos miedo me causaron,
porque pensaba que su frase trunca
tal vez peor sentido contuviese.
« ¿En este fondo de la triste hoya
bajó algún otro, desde el purgatorio
donde es pena la falta de esperanza?»
Esta pregunta le hice y: «Raramente
‑él respondió‑ sucede que otro alguno
haga el camino por el que yo ando.
Verdad es que otra vez estuve aquí,
por la cruel Eritone conjurado,
que a sus cuerpos las almas reclamaba.
De mí recién desnuda era mi sombrío,
cuando ella me hizo entrar tras de aquel muro,
a traer un alma del pozo de Judas.
Aquel es el más bajo, el más sombrío,
y el lugar de los cielos más lejano;
bien sé el camino, puedes ir sin miedo.
Este pantano que gran peste exhala
en torno ciñe la ciudad doliente,
donde entrar no podemos ya sin ira.»]
Dante Alighieri - Infierno, Canto IX
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